Nos encontramos en un mundo en constante cambio y evolución, es impresionante la cantidad de avances y nuevas tecnologías, herramientas, etc. Son muchos y muy diversos los cambios a los que tenemos que hacer frente durante nuestras vidas, y los motivos que llevan a ello también pueden ser muy distintos y externos a nosotros, por ello es muy importante el cómo afrontamos los cambios.
Ya desde la infancia y adolescencia experimentamos grandes cambios, desde el crecimiento físico hasta la pérdida de familiares, son aspectos que cambian tu realidad y la manera de percibir las cosas. Y en al ámbito laboral es todavía más frecuente hacer frente a los cambios, ya sean en el entorno o en la organización y estructura de la propia empresa o actividad laboral. Es frecuente y lógico que existan algunas personas reticentes al cambio, y los motivos pueden ser muy distintos, por ejemplo, un empleado puede no ver con buenos ojos un cambio en su organización por el miedo de verse reubicado en el puesto de trabajo y no realizarlo bien, o también puede ser por simple comodidad y no querer más complicaciones.
Los cambios representan oportunidades, y es realmente importante saber reaccionar bien a los cambios y saber sacar provecho de la situación. Son una oportunidad para aprender y desarrollar nuevas habilidades y conocimientos, y también para salir de la zona de confort. En el ámbito laboral y sobre todo empresarial, es necesario estar siempre en un proceso de mejora continua, por lo tanto, los cambios deben ser constantes, y la adaptabilidad a estos cambios es un aspecto crítico para la productividad.
Para saber gestionar bien el cambio, es relevante el cuidado e imagen de uno mismo, debemos atender nuestro bienestar, tanto físico como mental, con el objetivo de estar preparado ante una nueva situación de cambio.
La resiliencia es un aspecto fundamental en los procesos de mejora continua, ya que saber recuperarse de una transformación es necesario para poder hacer frente a unos nuevos cambios con una mentalidad sana, sin agotamiento ni estrés. Hay que intentar evitar en las reuniones y charlas de trabajo influencias negativas, como puede ser una visión pesimista o enfatizar aspectos negativos, contra restándolas con influencia positiva y resaltando los aspectos positivos que puede brindar una situación de cambio.
Además, en este sentido, ante situaciones adversas y donde la carga de trabajo es muy alta, es recomendable posponer aquellas actividades o tareas que no sean relevantes para el corto plazo, con el objetivo de no sobrecargar y agotar a los miembros de la plantilla.
Ante situaciones de cambio, es fundamental poder confiar en tus empleados y en las decisiones que ellos toman. Para ello, es necesario que los empleados se sientan respetados, valorados y estén comprometidos con su función y responsabilidad en la organización. Si se cumplen estos requisitos, es mucho más probable que el empleado no se paralice ante el miedo y la incertidumbre, y sea capaz de avanzar y ser productivo en dicha situación. En este sentido, los directivos deben mostrarse accesibles a responder cualquier duda de sus empleados, deben dar ejemplo mediante su compromiso y voluntad, y deben reducir el miedo al fracaso de sus empleados, es decir, deben reconocer también sus propios fallos.
También, es importante que los empleados sean conocedores del por qué del cambio, de como va a afectar a su actividad diaria y de como va a mejorar la organización. Los empleados deben sentirse reconocidos, y es muy recomendable que participen en planificar algunas tareas u objetivos, lo importante es que se sientan partícipes y que sientan que su opinión es tenida en cuenta.
Por tanto, una de las claves para afrontar correctamente una situación de cambios es la mentalidad de la plantilla, cómo reaccionan los empleados ante los cambios, algunos serán mas reticentes que otros. Otro aspecto clave es saber diagnosticar aquellos aspectos positivos que se hayan desarrollado durante el proceso de cambio, con el fin de asumirlos en la nueva organización.